La mamoplastia tuberosa apunta a cuatro objetivos específicos que son abordar los problemas areolares, la deformación glandular, el mal posicionamiento del surco inframamario y la falta de desarrollo o la ausencia de todo el polo inferior de la mama.
La herniación areolar y su sobredimensionamiento se tratan mediante resección de piel intra o extra areolar y sutura en capas sostenida por un hilo de bloqueo circular.
La glándula tubular deforme requiere cualquiera de las técnicas existentes para su cambio de forma, como las de Rees y Aston, Ribeiro, Puckett, Palacín, Mandrekas y Nogueira; todas implican ciertas plastias, cortes, descompresiones y redistribuciones en el tejido mamario.
El pliegue inframamario se puede descender con facilidad mediante el acceso de bolsillo interno.
El polo inferior hipoplásico o inexistente se reconstruye mediante la inserción de un implante mamario de forma y tamaño adecuados que proporciona la plenitud y la expansión requeridas de la piel.
Los procedimientos de mamoplastia tuberosa requieren mucho un cirujano con entrenamiento, habilidades y experiencia de máximo nivel en el manejo de senos tuberosos.
Dicha importante mamoplastia tuberosa no es factible a través de los abordajes al bolsillo de la mama que no sean las incisiones areolares, esa es la razón por la cual este último es el acceso obligatorio en estos casos.