La ptosis o caída del cuello es en muchos casos el signo más precoz del envejecimiento, adelantándose muchos años a otros estigmas como las arrugas, la flacidez de cara o las bolsas de los párpados.
La anatomía del rejuvenecimiento facial profundo (excluye el envejecimiento cutáneo y las arrugas) se divide en tres tercios o unidades, que se solapan parcialmente entre sí. El tercio superior (excluye los párpados) o complejo frontal, cejas y orbitario junto con los pómulos y la parte alta de la mejilla, el tercio medio o pómulos, mejilla, región nasogeniana y perfil mandibular, y el tercio inferior que abarca desde el borde mandibular hasta la parte más baja del cuello.
La caída del cuello es una forma simplificada de denominar al envejecimiento gravitacional del los tercio inferior de la cara y el cuello, incluyendo flacidez del músculo platisma, depósitos de grasa y exceso de piel que conllevan el borrado del perfil mandibular, borrado del ángulo cervical, formación del doble mentón de las bandas verticales o cuello de pavo, que debido al paso de los años migra inferiormente.
Si bien existen casos de severa caída del cuello en personas de edad media debido a factores hereditarios familiares y que pueden precisar tratamiento corrector, lo más habitual es que los pacientes presenten un acusado grado de caída del cuello a partir de los 60 años, en muchas ocasiones como único signo llamativo de envejecimiento facial o asociado a envejecimiento del cuello o de los párpados.
En la mayoría de los casos los pacientes sufren al mismo tiempo caída del cuello junto con un mayor o menor grado de exceso de piel de los tercios medio e inferior de cara y cuello, por lo que es habitual realizar simultáneamente el tratamiento de ambos problemas.
El mejor y más actualizado tratamiento del cuello es el lifting profundo de cuello con anclajes y plastias de SMAS y platysma.